{vida} #6. esperar.

5:58 p. m.




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Este será uno de aquellos posts en los que trato, vanamente, en verter todos mis feelings y pensamientos. De aquellos que solamente les cuento a mis mejores amigas y que usualmente me ando guardando para tratar de plasmarlos en alguna parte.

Si quiero hacer historia, todo comenzó a ocurrir mushosaños antes de este post. Quizás el 2007 o el 2012, cuando supe que era enamorarse por primera vez. Pero lo importante aquí es como he llegado a escribir este post.


Debo de comenzar por lo primero (obviamente): nunca he sido muy paciente en mi vida. Quizás tengo de aquella paciencia de contar hasta mil cuando las cosas me comienzan a sobrepasar o cuando estoy en la fila del supermercado y veo que la cosa no avanza mucho, tengo paciencia. Pero si lo extrapolamos al sentido amoroso de mi vida, no soy la persona más paciente de esta vida.

La razón por la que les cuento esto es porque, al no tener paciencia y dejar que las cosas fluyan, me desespero y comienzo hacer las cosas a mi manera y apresuro todo de una manera de la que una jura y requetecontrajura que tiene que ser así y nope. Las cosas se me van al carajo al mínimo estímulo y ahí quedo yo: triste y con las ilusiones puestas.

Si hago memoria, la mayoría de mis relaciones (las tres o cuatro que han existido en mi vida) todas, todas las he apresurado de alguna u otra manera. Cuando veo que las cosas comienzan a estancarse o no le veo movimiento, empiezo a meter mano y ahí es cuando, si bien las cosas salen a puerto, al cabo de un tiempo se van al carajo. Soluciones parches.

La mayoría de mis amigos estaban ahí cuando iba y les decía que todo se terminaba. Me aconsejaban con el mismo guión: "Marta, tu das todo y la otra parte no", "Te enganchas muy rápido y no te detienes a pensar" y la más repetida "Las cosas pasaron muy rápidas".

Y es ahí dónde comienzo mi mea culpa. 

Admito que entrego todo a la otra parte y me engancho rápido, pero por una cosa de que siempre he sido de relaciones cortas. Siempre doy lo mejor de mi para que la otra persona (ni siquiera yo) se quede con la mejor impresión mía. Cuando se habla de relaciones, la otra persona toma el primer lugar y hago lo posible para que sea feliz cuando esté conmigo. 

Quizás sea egoísta conmigo misma y un millón de cosas más. Pero, quizás, es la única forma que tengo de hacer que una relación funcione rápidamente.

Error.

Hace unas semanas hablaba con Katherine y me decía que me veía diferente. Quizás no físicamente, pero se me notaba en el carácter que ya no era la yo del 2012 -media loquilla, media despreocupada-, si no que la Marta que se presentaba al frente de ella tenía las características de aquella chiquilla del 2012, pero lucía más grande. Más seria.

"Me puse más fría, lo admito" Le dije y sonrió. "Me gusta más esta Marta reformada que la que el 2012 existía" me dijo y no supe si llorar o echarme a reír. 

Desde mi último intento de relación hasta la fecha, he aprendido más estando sola que cuando estaba en pareja. Quizás esos mismo errores que cometí con ellos son los que me han hecho la mujer que soy ahora. 

Yendo al punto principal de todo este desvarío, va por una frase que escuché hoy en el almuerzo de la oficina (aló, madurez?). Comentábamos de la comida duh y una compañera dijo: "las cosas se disfrutan más cuando se cocinan a fuego lento".

Por alguna razón, sentí como las nubes se disipaban, entraba una luz celestial y me iluminaba la cabeza con cantos gregorianos. Fue mi momento eureka.

Por muy Hannibal Lecter que suene la frase, tiene razón. Llevé esa frase al plano amoroso y fue como si la luz divina me iluminara de pronto: tenía que aprender a esperar.

Mi tendencia casi natural a no saber esperar entorpece la mayoría de mis asuntos. Cuando veo que las cosas no van avanzado rápido, me desespero, meto la pata y si bien resulta (como dije al principio) terminan siendo soluciones parches. No duran lo que quiero y al final es momentáneo.

Quiero saber esperar, aprender a esperar. Quiero saber qué significa disfrutar algo que costó, porque las cosas que rápido llegan, rápido se van. 

Marta.-



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